El amor se compone de varios ejes.
Por ejemplo, somos capaces de amar en función de nuestros roles interiores “eros”, “agape” y “philia”.
EROS es el filial y es el amor de nuestros deseos instintivos, propios de nuestra niñez interior que busca la felicidad a través del placer y de la libertad. Tal vez haya venido siendo un amor reprochado e incluso prohibido y, como consecuencia, frecuentemente inconfesable.
PHILIA es el amor que valora el respeto a la otra persona. Para quien la veneración se acompaña de un inclinarse; se desarrolla en la niñez ante la figura que hace de padre, a quien toma por modelo y sigue, y de quien aprende principios e ideales.
AGAPE es el amor compasivo y afectuoso, que relacionado con la empatía, intenta satisfacer las necesidades de la otra persona.
La mayoría creemos que un solo tipo de amor predomina en nosotros, lo que nos dificulta amar verdaderamente, porque el amor compasivo es un amor que da, el amor erótico puro es un amor-deseo, que anhela recibir, y el amor-adoración que tanto da como recibe: otorga su afirmación a lo amado.
Existe un recorrido según vamos viviendo y experimentando.
En la niñez y en la juventud el instinto es el motor, y el amor erótico nos enreda y domina. Escuchamos al cuerpo y la vida es un camino de alegrías. El presente manda.
Después se proyecta al futuro, se reconoce la muerte, se comprende que dar es placentero. Este amor "caritas" es el amor matriarcal; el otro es mi yo.
El amor admirativo que es lo que buscamos en la amistad, que va de la aceptación, la estima y el respeto, hasta la admiración.
En estos momentos de tu vida, ¿cuál es el tuyo?